De todas ellas estoy harto.

Estoy harto de frases vacías, impersonales y sin sentido. Sentencias universales que algunos toman como axiomas, y que algunos creen incluso que rigen sus vidas o que debiesen hacerlo.
Algunas de las redes que embaucan a tontos y listos, profesionales y aprendices, corazones solitarios y corazones distantes, aquellos que buscan y otros que quieren ser encontrados, esas redes se convierten en altavoces de nuestra estupidez, a veces de nuestras emociones y pensamientos, y la mayor parte de las veces en la banalidad de la vida, punto de encuentro para unas risas.
De todas esas palabras no salvaría ninguna, ninguna de ellas que han sido meros trámites, obligaciones sociales. Solo unas pocas sílabas sinceras, desgarradores llantos o dulces gemidos, ira descontrolada o sonrisas de amigos darán parte en mi recuerdo.
Pero de todas ellas estoy harto.
Y es que ninguna tienen tus ojos, ni tus labios, ni la música de la carcajada en tu garganta, ni el sollozo de tu desamor amargo.
De todas ellas estoy harto.
No se mueve tu pelo entre tus manos, ni al terminar podrás sentir mi abrazo. El calor de mis besos no tiene sabor en estos casos. No veremos nuestras lágrimas al reírnos de esos chistes tan malos, escritos, a veces, hasta se contarlos.
Pero que harto estoy de explicarlo. A veces odio mis defectos y mis encantos. De estas palabras, también estoy harto.

¿Qué ha sido de esas tardes en el parque cuando veía tu carita entre las flores?
Los héroes también engordan y envejecen... pero las palabras, las palabras son eternas.
De todas ellas estoy harto, de que las uséis para no decir nada.

Sigo esperando que vuelvas con todos sus elementos.

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