Prosa: frente al espejo.

 La Razón, elevando el tono, discutía con el Corazón:

- ¡Imbécil! Ahí sigues, lamiéndote las heridas. Y con tu lengua, ávida de dolor, no dejas cicatrizar cada zarpazo y así no paras de sangrar...

- Tú, Razón incontestable, pareces no darte cuenta que son tus pensamientos los que hacen que cada herida duela, cada día más, y soy yo quién debe calmarlas con besos y caricias...

Después de tanto tiempo escuchándolos en una pelea sin fin, decidí marcharme. Estaba demasiado cansado. Encontré un botón que abría una puerta. Me condujo a la orilla de mi mar. Entonces decidí respirar la brisa fresca, sin pensar. Tomé valor y me introduje en sus aguas. Disfruté cada ola, saboreé la espuma de cada una de ellas, a veces, aún con el sabor de una, tragué de la siguiente y hasta abrí tanto la boca que dos de ellas me inundaron. Sacié mi sed hasta hartarme, pues las olas no dejaban de llegar. No quise más espuma y nadé mar adentro, pero no encontré el sitio donde nacen las olas y tampoco me convertí en una.

Volví a la orilla y la brisa me trajo un bello canto, una dulce melodía. De pronto entendí, con ese canto de sirena, que para que el mar cumpliese mis sueños debía estar completo. Y recordé que habia dejado discutiendo a mi Razón y mi Corazón.

Volví a aquel espacio y comprendí lo que había dejado: en un espejo vi mi reflejo cual fotografía y frente a el, un monstruo con infinidad de cabezas; una con deseos irrefrenables, otra gritando de ira, una con tormentas en los ojos, otra recitando monólogos, una cantaba, otra reía, recitaba poemas y una aprendía, incluso vi a una, al fondo divagando sobre el sentido de la vida, una, pobre mía, miraba al cielo, a las estrellas deseando estar allá arriba...

Quizás, en ese mismo momento, entendí lo que era un Corazón partío, y que la Razón es la segunda voz de un mismo cuerpo luchando por su vida.

Llevo, desde entonces, intentando juntar todas esas cabezas en una, que no haya dos voces, que solo exista una... Y sigo teniendo miedo, no me atrevo, todos los días, a pulsar el botón que abra la puerta de la mar mía...

Aquí me tienes, espejo, mi reflejo soy yo, yo soy mi reflejo.

Tengo un canto de Sirena que es mi guía y solo espero poder cantar con ella, la más bella melodía...



Comentarios

  1. Deseo q siempre puedas mirarte en el espejo y reconocerte…no es facil, porque veras una version mas madura y en constante evolucion..
    eso es bueno.. las ganas de mas…

    ResponderEliminar
  2. Gracias anónimo.
    Lucio por qué en ambas partes del espejo; la del cristal que es la que la gente ve, y la del 'monstruo', sean lo más fidedignas posible.
    Y si alguien se lo pregunta, no tiene que ver con ser dos cosas diferentes, solo que una cosa es lo que la gente ve y otra como nos sentimos por dentro.

    ResponderEliminar
  3. Hijo de la luna
    Y del sol , no busques donde nacen las olas , pues estás vienen solas , asique déjate llevar , y vive el día como si fuera el último y disfruta de lo que tienes ,
    Tú Sol

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

No me dejes pensar.

13 Lunas

Dos dimensiones: espacio